Nuestra historia se remonta muchos años atrás, cuando mi padre, Clemente Salice, aprendió todo sobre la construcción de techos de teja de mi abuelo Jacobo, un carpintero y techista inmigrante de Alemania. Desde nuestro origen en Martín Coronado, en el Gran Buenos Aires, hemos mantenido una tradición de trabajo arduo, solidaridad y calidad que mi padre siempre defendió.

Clemente, conocido en el barrio por su bondad y dedicación, fundó Techos Clemente con el objetivo de brindar un servicio de alta calidad a nuestros clientes. Su esmero y compromiso nos han proporcionado un gran prestigio a lo largo de los años. Yo, Javier Salice, crecí admirando la pasión de mi padre y su meticuloso oficio. Aprendí desde niño todo lo que sé hoy y, al volverme un poco más grande, trabajé a su lado, convirtiéndome en su mano derecha. Juntos, decidimos cambiar el nombre de la empresa a Techos Clemente e Hijos, reflejando así nuestro trabajo en equipo y la continuidad de nuestra tradición familiar.

En la actualidad, lidero la empresa con el mismo entusiasmo y dedicación que mi padre me inculcó. Cada día, trabajamos para honrar su legado y nuestra pasión por este maravilloso oficio. En Techos Clemente e Hijos, estamos comprometidos con ofrecer un servicio excepcional, manteniendo los valores y la calidad que nos han distinguido por generaciones. Queremos que cada uno de nuestros clientes se sienta parte de nuestra familia, confiando en que sus techos están en las mejores manos.

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